Esta pincelada es muy breve.
Con los años, los entrenadores desarrollamos un instinto casi inmediato para identificar a aquellos deportistas que presentan dificultades para ser “coachables”.
Un reciente estudio define la «coachability» como un conjunto de competencias esenciales que incluyen autoconciencia, compromiso, aprendizaje, gestión de relaciones e implementación del feedback recibido. Además, destaca que estas habilidades no son innatas, sino que pueden cultivarse a lo largo del tiempo mediante la educación (concretamente en emprendimiento, por su componente de creatividad, criticismo, etc.), y métodos de aprendizaje experiencial (Somià, Lechner & Pittaway, 2024).
Lo mejor es que el estudio reafirma la «coachability» como una competencia dinámica, susceptible de aprendizaje, mejora y consolidación con la práctica adecuada. Con lo cual, potencialmente nadie está definitivamente perdido en este camino. ¡Lo último que se pierde es la esperanza!
Comprender la importancia de esta habilidad lleva inevitablemente a reconocer en nuestro entorno a personas con una baja predisposición para ser entrenadas en el deporte, enseñadas en la educación u orientadas en cualquier otro ámbito de desarrollo personal y laboral.
La pregunta clave es: ¿Cómo podemos, como padres, educadores y entrenadores, fomentar estos rasgos en los niños? Más allá del rendimiento deportivo, estas competencias son pilares fundamentales para una juventud más tolerante, abierta y resiliente.
En este sentido, el deporte —y en particular el Canoe Slalom, con su alto nivel de frustración inherente— se presenta como un escenario ideal para que los jóvenes fortalezcan estas cualidades. A través del entrenamiento y la competición, pueden convertirse en personas abiertas, comprometidas, reflexivas y receptivas, aquellas de las que todos quisiéramos rodearnos.
Como entrenadores, es nuestra responsabilidad construir una cultura de trabajo donde la crítica sea bien recibida, el feedback fluya sin obstáculos y el miedo a lo nuevo desaparezca (sin caer en la obsesión por la novedad). Fomentar este entorno no solo mejora el nivel y rendimiento deportivo, sino que prepara a los atletas para afrontar los desafíos de la vida con una mentalidad abierta y adaptable.