Últimamente, he pasado bastante tiempo en China, ayudando a nuestros amigos entrenadores y piragüistas de la provincia de Guizhou a mejorar su enfoque hacia la preparación y la competición.
En mi mente, a menudo me he imaginado como un 教練 (Jiàoliàn, entrenador), enseñando con esmero, respeto y disciplina a cada uno de mis pupilos. Este tipo de enseñanza plantea una pregunta interesante: ¿Qué sucede cuando se da esta relación personalizada? ¿Cómo podemos diferenciarla, por ejemplo, del trabajo de un monitor de piscina que supervisa a 14 niños de 7 años en horario de 18:00 a 19:00?
La pincelada de hoy aborda la necesidad de distinguir entre la transmisión de conocimiento y la maestría. La primera es un componente de la segunda, pero no ocurre lo inverso: la maestría trasciende la mera transmisión.
Michel Foucault señaló que instituciones como la escuela, la cárcel o la fábrica tienen como objetivo principal la normalización de los individuos dentro de la sociedad. En el caso específico de la escuela, podríamos compararla con una piscina llena de niños pequeños en horario de 9:00 a 16:00, donde el objetivo es transmitir conocimiento de manera uniforme. Este proceso suele ser simple y estandarizado.
Ahora bien, ¿qué pasa con mi idea de ser el 教練 (Jiàoliàn)? Aquí entramos en el terreno de la maestría, donde la relación que se establece no es la de profesor-alumno, sino la de maestro-aprendiz.
La relación maestro-aprendiz
Esta relación es profundamente distinta de la que se da en el aula escolar o en la piscina. ¿Por qué?
Porque mientras la transmisión de conocimiento se enfoca en reglas generales aplicables a todos, la relación maestro-aprendiz profundiza en las excepciones y particularidades. Es en esas diferencias donde el aprendiz puede destacar frente a otros rivales que solo han recibido una enseñanza basada en principios genéricos.
La relación maestro-aprendiz se caracteriza por un aprendizaje experiencial, que se aleja de teorías generalistas y se centra en la práctica. Es un proceso bidireccional: tanto el maestro como el aprendiz observan, analizan y ajustan constantemente.
Los desafíos de implementar este modelo
Sin embargo, existen dos grandes obstáculos al intentar aplicar la relación maestro-aprendiz en instituciones deportivas:
1. La baja escalabilidad del modelo
La relación maestro-aprendiz requiere un reducido ratio maestro-aprendiz, lo que la hace difícilmente aplicable a gran escala. Mientras que muchas organizaciones pueden estructurar sistemas basados en la simple transmisión de conocimiento por su eficiencia, replicar la intimidad y profundidad de esta relación es mucho más complicado.
2. El problema del reclutamiento
Enseñar mediante transmisión de conocimiento es una habilidad que muchas personas pueden desarrollar sin necesidad de dominar el contenido que están transmitiendo. Un profesor de matemáticas, por ejemplo, podría enseñar geología sin un conocimiento profundo del tema. En cambio, establecer una relación maestro-aprendiz requiere cualidades únicas e inimitables, como experiencia, empatía y un entendimiento profundo del área en cuestión. Esto hace que esta habilidad sea más difícil de encontrar y, por tanto, más valiosa.
Reflexión final
En un futuro no muy lejano, podríamos tener profesores artificiales impartiendo lecciones a estudiantes, optimizando la transmisión de conocimiento. Sin embargo, es difícil imaginar una inteligencia artificial ocupando el lugar que un buen maestro tiene en la vida de un aprendiz. La maestría, con su combinación de humanidad, intuición y experiencia, parece estar fuera del alcance de las máquinas.
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